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jueves, 25 de febrero de 2021

Juventud y responsabilidad, un binomio posible.

 


Texto y foto: Yuzdanis Vicet Gómez

Lisbeth López Gilbert tiene apenas 24 años de edad y seis meses ejerciendo la medicina después de graduada, su bautismo fue nada más y nada menos que en plena batalla contra la  Covid-19, en el  Consultorio del Médico de la Familia #4 perteneciente al área de salud Frank País, ella desarrolla un trabajo que es referente para otros profesionales.
Me  acerco a la joven para que llegue a usted este interesante testimonio.
“La población de mi consultorio es de 1 482 personas de estos, siete fueron positivos a la Covid-19 y ya están de vuelta en la comunidad porque tuvieron su seguimiento en atención secundaria y ya tienen su PCR negativo; la pesquisa la realizan todos los días los ocho estudiantes de medicina que trabajan conmigo y pesquisan a la población que se encuentra en ese momento en la comunidad.
Un instrumento inigualable:
“La pesquisa se basa principalmente,  en ver si la población tiene alguna sintomatología, de ser así, remitirla al Consultorio Médico de la Familia y desde este punto se analiza, se examina a los pacientes, se visitan esas viviendas donde nos han dado sintomatología y se remiten al cuerpo de guardia del policlínico Frank País donde se le realiza el test de antígenos para descartar si tienen la enfermedad”.
El trabajo de Lisbeth tiene una premisa:
“No se dejan pacientes con síntomas en la comunidad, a los que el test de antígeno les da positivo pasan a la categoría de sospechosos y son trasladados al centro hospitalario correspondiente, los que son negativos se vigilan  en el hogar durante 14 días supervisados por el equipo básico”.
No falta la exigencia con los estudiantes pesquisadores ahí se decide todo:
“La calidad se controla diariamente, cada vez que ellos entregan las pesquisas se revisa vivienda por vivienda, siempre dan un parte pero somos muy minuciosos en detalles como la correspondencia de los pesquisados en una vivienda con las personas que realmente viven allí; otro elemento importante es el control de la viviendas cerradas a la hora que pasan los estudiantes, su recuperación en la tarde y de no ser posible el equipo básico lo hace”.
La rutina de Lisbeth López es aún más completa:
“Siempre que se visita una vivienda no se deja de hablar con los moradores sobre las medidas que deben tomar para la prevención de la enfermedad, los pasos podálicos y las soluciones desinfectantes en la puerta, el uso del nasobuco, el distanciamiento físico; también se les habla sobre el sistema de atención médica al que pueden acudir si detectan síntomas, sobre la morbilidad que existe en el área, en la zona, en el consultorio para que tengan el conocimiento de la situación epidemiológica que hay en este momento en la provincia. Otra acción es la audiencia sanitaria con líderes de la comunidad para que ellos puedan transmitir la información”.
Una joven que da consejos:
“Que se cuiden, que tengan en cuenta que la Covid-19 en todas las personas no se manifiesta de la misma manera, puede ser que alguien esté asintomático y pase la enfermedad sin siquiera percatarse, como también puede ser que tenga un desenlace fatal.  “Tenemos que cuidarnos nosotros mismos  para cuidar a la familia, hay que proteger a las personas con comorbilidades que son vulnerables, recuerde que el exceso de confianza puede traer malas consecuencias para el viejito que tiene en la casa, que pudiera morir por la enfermedad y que también protejan a los niños”.
Hasta hace poco tiempo Lisbeth era una estudiante de medicina, con sus 24 años de edad tiene sueños pospuestos mientras lucha en la primera línea, donde se decide el curso de la pandemia desde la atención primaria, anunciando a todos que juventud y responsabilidad es un binomio posible.