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jueves, 12 de agosto de 2021

Fidel, la historia de un país.


Por Yuzdanis Vicet Gómez

Cuando creí que sabía bastante sobre la vida de Fidel me enteré de que había sido sustituto temporal del Ministro de Educación Superior, ¿se sorprende usted? Claro yo también lo hice, resulta que a inicios de la Revolución Armando Hart tuvo que viajar al exterior y quien asumió su ministerio fue el Comandante, casualmente en ese momento hubo que firmar los títulos de los graduados de la Universidad de la Habana y le tocó a él, entre esos títulos está el de la Dra. María Dolores Ortiz.

Luego de leer esa información me di cuenta de que mi capacidad de “almacenamiento” intelectual  no cubría todo el conocimiento que ha generado la vida de un hombre que hizo historia desde la adolescencia temprana y que aún continúa escribiendo en los registros del tiempo, cada vez que los cubanos  damos un paso más en la ciencia, la educación, el deporte, la salud, la cultura.

Y sí, desde niño escuché cientos de veces, la celebración de aniversarios de fundaciones de instituciones científicas, educacionales y deportivas, agrícolas, de la construcción donde estuvo Fidel; de otras donde dio la idea original para su creación e incluso de muchas que fueron fruto de un programa surgido de los planteamientos de algunos de sus discursos.

Lo cierto es que escribir la historia de Cuba después de su nacimiento sin mencionarlo como protagonista, inspirador o participante en la mayoría de los acontecimientos trascendentales es casi imposible; y eso incluye los huracanes tan levados y traídos por estos días, su presencia junto a Rubiera en la televisión cubana siguiendo el curso de los meteoros y tomando decisiones en caliente, un espíritu que lo acompañó desde que arriesgo su vida para cruzar un río crecido cuando los embates de Flora en el 1963.

Hay mucho de qué hablar en relación con lo que vivimos hoy y el paso de Fidel por nuestra historia: la creación del polo científico y su idea de que el futuro de Cuba sería guiado por la ciencia que resultó en lo que hacemos hoy con nuestras vacunas; la Campaña de Alfabetización y el nivel de instrucción y cultura que tienen los cubanos de hoy; su constante interacción con los intelectuales y el reconocimiento de la cultura cubana actual en el mundo; la voluntad política y económica de la Revolución hacia el deporte y los resultados internacionales, que a pesar de altos y bajos sigue estando en la élite mundial…

La historia universal en sus diversas etapas trae a la luz a hombres y mujeres cuya grandeza los convierte en pilares, en imprescindibles a la hora de valorar los hitos de la humanidad, entre todos  está Fidel, un hombre del que con toda confianza se puede hablar en Filipinas, en Japón, La India, la Patagonia o Groenlandia, en el África Austral o en la “Conchinchina” como diríamos en buen cubano, y es que al “Caballo” lo conocen donde quiera, porque incluso quienes lo difaman siembran la curiosidad y a la larga la gente termina conociendo de que va su obra.

No somos pocos los que por estos días, sin intención de desdeñar de la gestión de nuestros dirigentes actuales, exclamamos: ¡Qué falta nos hace Fidel! Lo hacemos porque no hay manera de olvidarlo, porque hombres de su altura no mueren, viven eternamente en la memoria de sus pueblos, sus lecciones siguen siendo útiles y no dejan de ser necesarios en el día a día, a la hora de enfrentar cada camino por los que nos condujo.