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jueves, 19 de mayo de 2022

Audacia e innovación para reanimar la economía cubana

 
Por Yuzdanis Vicet Gómez / Ilustración: vanguardia.cu
En la más reciente intervención del Ministro de economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, en la Asamblea Nacional del Poder Popular, se refirió a la actualización de la estrategia económica y comentó, además, sobre algunas de estas disposiciones.  
Como preámbulo explicó que se cuantifican 411 empresas con pérdidas, que 314 están pagando sin regirse de manera obligatoria por la escala salarial del país, lo que es positivo, así como que, hasta el 20 de abril, el Ministerio de Economía y Planificación había aprobado 3 074 nuevos actores económicos, de los que 2 900 son mipymes, que han generado 50 000 empleos.
Las medidas por dentro
Pensadas para que fructifiquen en un entramado de causas y efectos que necesariamente debe dejar saldo positivo, se dieron a conocer en las páginas de cubadebate.cu, algunas de las medidas más urgentes para reanimar la economía, entre estas podemos comentar las dos relacionadas con las ofertas en el mercado laboral: 
“Avanzar en la promoción y acceso a empleos de calidad que permita incrementar en un 1.8% los ocupados en la economía con relación a 2021, fundamentalmente en las actividades vinculadas a la producción y la prestación de servicios e Implementar un servicio de gestión de empleo que contribuya a la incorporación de jóvenes, mujeres y personas en situación de vulnerabilidad”.
Ambas deben ir aparejadas a la recuperación de la dinámica económica, pues una de las exigencias fundamentales es que los salarios estén respaldados por las producciones para que no constituyan una carga para el presupuesto del Estado, por lo tanto, no es algo que se pueda hacer de forma espontánea. 
Una en particular, dirigida a la gestión empresarial que es “Reforzar el trabajo de las empresas estatales importadoras y exportadoras que gestionan estas operaciones para las formas no estatales”, induce un análisis: 
Si nuestras empresas están limitadas para realizar convenios y transacciones en el mercado internacional debido al bloqueo económico, comercial y financiero, entonces sus gestiones dependerán de la capacidad para sortear esos obstáculos, lo que deja claro que los resultados no serán inmediatos para las formas de gestión no estatales, pues el Estado no les permite acceder al mercado internacional sin tutela.
Otras medidas están encaminadas a eliminar los vicios actuales de la comercialización lo que evidencia cuanto desvío se ha introducido:
“Establecer regulaciones que ordenen los tipos de bienes y servicios que las entidades nacionales pueden vender en el comercio electrónico en MLC, evitando que se comercialicen por esta vía productos destinados a la exportación o a la circulación mercantil minorista en pesos cubanos” y “Priorizar el suministro de productos nacionales de líneas económicas a las tiendas en CUP y potenciar la participación del sector no estatal como proveedor de estas cadenas de tiendas”. 
Ambas constituyen el reclamo de quienes no pueden adquirir productos en MLC (la mayoría de la población) y la trasformación de este panorama se vislumbra lenta, si tenemos en cuenta que depende de que seamos capaces de producir dentro de fronteras la mayoría de lo que se pretende regular y ordenar, en ese sentido se están dando pasos, pero el cambio no será pronto.
Alentadoras son las medidas dirigidas a fortalecer conquistas de la Revolución, sin duda, motivo de orgullo pues muestran la voluntad política del Estado: “Perfeccionar la atención priorizada a las personas, familiares y hogares en situación de vulnerabilidad; Presentar la propuesta de índice de vulnerabilidad social para estimar con mayor precisión la magnitud de la población en esta situación y Establecer un mecanismo para la asignación selectiva de donativos a personas en situación de vulnerabilidad”.
El billete de la discordia
 Sería imposible pensar en transformaciones en el panorama económico cubano sin “tocar” el sistema cambiario, pues es ahí donde se origina la mayoría de los problemas que tratan de solucionar estas medidas y lo que más impacta a la población pues una diferencia de 101 pesos entre la tasa oficial y la informal es mucho para el bolsillo. En este caso se pretende: “Establecer con gradualidad un esquema cambiario selectivo para la venta de divisas a proveedores nacionales estatales y no estatales, pactando con ellos niveles de producción y precios para su comercialización en pesos cubanos”.
En este caso le doy la palabra a Alejandro Gil Fernández: “Hoy tenemos una pieza faltante en el diseño. La venta de divisas a la población. Hay una brecha entre el tipo de cambio oficial y el informal de 1x125. 
“No es cierto ni podemos sacar a priori la conclusión de que el tipo de cambio informal es el tipo de cambio de equilibrio de la economía. Ese es un mercado muy finito en transacciones. Ese mercado no tiene como oferta los principales ingresos del país que provienen del níquel y el turismo. Ni tiene como demanda las principales del país,
los combustibles, alimentos, etc. Es un mercado muy restringido para sacar la conclusión de que éste es el tipo de cambio que da equilibrio a la economía del país. Ni tampoco tenemos por qué salir a vender divisas a 125 pesos. 
“Tenemos que manejarnos en un punto intermedio. De manera selectiva y gradual, ir dando los pasos para ir generando un esquema secundario. No lo llamamos mercado cambiario. Se trata de un esquema secundario de asignación de divisas en el que se pueda vender a actores económicos estatales y no estatales a un tipo de cambio superior a 24, pero inferior al informal, lo que nos va a permitir respaldar producciones que luego se venderán a la población en moneda nacional. 
“Pero no es hoy, ni mañana. Tenemos que concentrarnos en hacer llegar productos y en cómo garantizar la sostenibilidad del país. Son medidas audaces, innovadoras. Es lo que debemos hacer en el contexto actual para enfrentar con objetividad las complejidades que afrontamos hoy en el entorno económico del país. No hay medidas mágicas, ni soluciones que puedan resolver de un golpe todos los problemas. La velocidad de la recuperación depende de factores externos, pero sobre todo de nosotros mismos, y en ese empeño se enfoca la estrategia”.