Caroline Heck-Miller, la fiscal que niega al cubano René González, uno de los Cinco, el derecho de regresar a Cuba después de cumplir su sentencia de prisión y que rehusó perseguir a Luis Posada Carriles por terrorismo, es viuda de Gene Miller, un exoficial de Inteligencia militar en la guerra de Corea, anticomunista visceral, que el Miami Herald luego reclutó y quien le puso el nombre de Peter Pan a la operación CIA de rapto de niños cubanos.
Diciembre del 2001, a la salida de la corte de Miami, Caroline Heck-Miller conversa con el otro fiscal, Guy Lewis, y casi junto a ellos el terrorista José Basulto.
La vinculación de Carolina Heck con Miller explica gran parte de su comportamiento aparentemente obsesivo contra René y sus compañeros detenidos desde hace más de una década en el sistema carcelario norteamericano, de tan mala fama.
Eugene "Gene" Miller nació el 16 de septiembre de 1920 en Evansville, Indiana, y estudió periodismo en la universidad de ese mismo estado.
Apenas tuvo la oportunidad de sentarse en la sala de redacción del Journal Gazette de Fort Wayne, en 1950, cambió sus planes y se sumó al ejército que lo asignaba —sin duda por sus facultades de redactor— a los llamados Cuerpos de Contrainteligencia (Counter Intelligence Corps –CIC, por sus siglas en inglés). De siniestra fama, esta gestapo militar se dedicaba a buscar y eliminar a "comunistas" tanto en territorio coreano como en las propias filas de la US Army.
Miller ingresó en los CIC cuando conocían una fulgurante expansión, no solo por la guerra sino por el anticomunismo virulento que animaba la llamada comunidad de Inteligencia.
Años después, en 1988, un informe oficial revelaba que los CIC reclutaron masivamente a criminales de guerra y colaboradores nazis en los años de postguerra.
El respetado investigador y profesor Christopher Pyle denunció luego, ante el Congreso federal, cómo mientras se encontraba en el ejército supo que los CIC disponían de 1 500 agentes secretos que se dedicaban, en territorio norteamericano, a observar y reportar detalladamente "cada protesta de más de 20 personas en todo el país".
Apenas tres años después de dejar el ejército, Miller fue contratado por el Miami Herald que, por supuesto, conoció entonces de su carrera en la policía secreta del ejército.
Lo cierto es que Miller gozaba de tanta confianza en ese diario famoso por sus afinidades con los capos más recalcitrantes de la mafia terrorista cubanoamericana, que era uno de los pocos individuos que entraban en la oficina del dueño, Jack Knight, sin tocar. Nada sorprendente, Knight había sido enlace de los servicios militares de inteligencia y de censura durante la Segunda Guerra Mundial.
TAN CONSERVADOR QUE SE AUTOCALIFICABA DE DINOSAURiO
De opiniones ultraconservadoras, Miller se calificaba a sí mismo de "dinosaurio". Durante toda su carrera, sus credenciales hicieron que fuera asignado a una serie de tareas "sensibles", desde el asesinato de John F. Kennedy en Dallas —en el cual se ha demostrado que fueron cómplices cubanoamericanos de Miami—, el criminal tiroteo de la Universidad Estatal de Kent, el secuestro de la heredera Patty Hearst... .
Así fue como se encontró con el dossier de la operación con la cual la CIA "sacó" de Cuba a más de 14 000 niños después de una campaña feroz de desinformación y de terrorismo propagandístico que hizo creer a padres cubanos que iban a ser despojados de la Patria Potestad y que sus niños serían enviados a campamentos de trabajo en la Unión Soviética y podrían regresar convertidos en jabón y carne en conservas.
A principios de los años sesenta, la CIA había tomado el control absoluto de Miami, al crear en esa ciudad su estación JM/WAVE, la más grande del mundo con presupuesto ilimitado, con el único propósito de atacar y destruir a la Revolución cubana por todos los medios.
La CIA nombró Programa de Niños Cubanos No Acompañados a la infame operación, pero fue Miller, en un artículo redactado en 1962, quien la bautizó con evidente cinismo con el nombre de Peter Pan, el niño del cuento infantil quien volaba y no tenía padres.
EL PAPEL CLAVE DE LA VIUDA DEL AGENTE SECRETO
En 1998, el mismo año en que el FBI arresta a los Cinco cubanos a solicitud de capos de la mafia cubanoamericana, se casa con la Fiscal federal Caroline Heck, diplomada de Harvard y madre de un hijo.
Gene Miller se jubiló del Miami Herald en el 2001 y vivía junto a Heck en su domicilio de South Miami hasta su fallecimiento el viernes 17 de junio del 2005, con 76 años de edad.
Caroline Heck-Miller, esposa de un exoficial de inteligencia que se dedicó a "fichar", perseguir y encarcelar a "comunistas" reales o imaginarios, es la fiscal anticomunista que insistió en llevar el caso de los Cinco a juicio, además de ser la que negó el traslado del proceso fuera de Miami y la que desempeñó un papel clave para que los cubanos fueran condenados injustamente a largas sentencias, totalmente fuera de normas.
Como si no fuera suficiente, esta mujer que usa su profesión en cumplir orientaciones de Inteligencia, con celos de agente, fue la que tomó la decisión, a pesar de las solicitudes de sus colegas del Departamento de Justicia, de no presentar cargos penales en agosto del 2005 contra Posada Carriles, quien confiesa y repite no sentir remordimiento alguno por su crímenes terroristas.
La falta de ética de Heck-Miller y la ausencia de imparcialidad y del rigor que exige su profesión, así como su obsesión para que se aplique contra los Cinco cubanos detenidos en EE.UU. un castigo injusto e inhumano, son características de una activista anticubana y corresponden a intereses de Inteligencia.
Así es esta funcionaria que se obsesiona con secuestrar en el más grande santuario terrorista del continente a René González, cuya familia reclama, al cumplir este 7 de octubre la injusta sentencia que le fuera impuesta, la presencia en su hogar de la capital cubana.