Para que nadie se confunda
Guillermo
Fariñas Hernández, conocido en el ambiente de los vendepatria como “Coco”,
transita de una posición afín a la Revolución , a una conducta antisocial.
El
primer acto público que reveló el claro desajuste de su personalidad, y que no
tenía ningún matiz político, ocurrió a finales del año 1995, cuando agredió
físicamente a una mujer, funcionaria de la institución de salud donde laboraba
como sicólogo, ocasionándole múltiples lesiones en el rostro y los brazos. El
delito motivó una sanción de tres años de privación de libertad sin
internamiento, además de imponérsele una multa de 600 pesos.
Para
evadir la justicia inventó su primera huelga de hambre y poco tiempo después
traspasó el umbral del activismo contrarrevolucionario. Con la colaboración de
esos grupúsculos divulgaba su caso, hacía un sinnúmero de tergiversaciones por
las emisoras radiales subversivas, además de manifestar la disposición de morir
si no le daban respuestas a demandas que se le antojaban.
Un
segundo hecho en el año 2002 ratifica la característica violenta de este sujeto
y el evidente desprecio por su Patria y los ciudadanos que la defienden. En
plena ciudad de Santa Clara, Fariñas golpeó fuertemente con un bastón a un
anciano que había impedido un acto terrorista de un enviado personal del criminal
Luis Posada Carriles. Los daños en el lesionado provocaron una urgente
intervención quirúrgica para extirparle el bazo.
Una
vez sancionado a 5 años y 10 meses de privación de libertad en la Causa 569 de 2002 del
Tribunal Popular Provincial de Villa Clara, echa mano de nuevo a su método de
hacer show: la huelga de hambre. En aquella ocasión, la posición mantenida por
Fariñas Hernández le provocó una ligera deshidratación, por lo que se le indicó
tratamiento con sueros. Interrumpe la huelga y el 4 de noviembre del año 2002
decidió reiniciarla exigiendo que le pusieran un televisor en la sala de
Enfermería de la prisión donde se recuperaba.
El
5 de diciembre del 2003, en atención a sus padecimientos de salud, se le
concedió una licencia extra-penal (en el artículo 31, incisos 3.b y 4, del
Código Penal, se establece la facultad de conceder la suspensión del
internamiento al sancionado a privación de libertad por causas justificadas,
sobre la base de que observe buena conducta), en cumplimiento de nuestras leyes
y con base en la concepción humanitaria de nuestra justicia y sistema
penitenciario.
Tres
años después, este agente al servicio de los Estados Unidos protagoniza un
ayuno prolongado para exigir a funcionarios de ETECSA el acceso a Internet
desde su domicilio. Fariñas es un asiduo reportero de la infame emisora
nombrada Radio Martí y de otras estaciones anticubanas.
Su
hoja de servicios es amplia también en la asistencia a actividades de todo tipo
de la SINA y
algunas sedes diplomáticas europeas que dirigen la subversión en Cuba, de las
que recibe instrucciones, dinero y abastecimientos. Existen principios
bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha
decidido iniciar una huelga de hambre.
Por
tanto, de ningún modo puede forzársele a ingerir alimentos, como hacen
cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de
tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, en violación de los derechos de los
detenidos.
La
medicina solo puede actuar cuando el paciente ha entrado en shock, fase en que
como regla resulta tarde, pues el ser humano está en los límites de la
supervivencia, lo que se llama punto de no retorno. Como consecuencia de
episodios sucesivos de huelgas de hambre, el organismo de Fariñas se encuentra
en un proceso de deterioro notable. Si hoy está vivo, hay que decirlo, es
gracias a la atención médica calificada que ha recibido sin importar su
condición de mercenario.
En
este caso, no es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente
creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el
propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa
que lo manipulan. Las consecuencias serán de su entera y única responsabilidad.
Tomado de Grannma