Proyecto
Yeyé un paso adelante
Texto
y Fotos: Yuzdanis Vicet Gómez
Cuenta
la promotora cultural, María Irma Hardy Rachea que la idea surgió como un sueño
para niños y niñas felices, pero cuando comenzó la búsqueda de talentos para su
proyecto cultural en el Consejo Popular Haydee Santamaría, se percató de que en
cambio, debía ser para hacer felices a
los niños y las niñas, pues encontró sueños infantiles truncos por la
disfuncionalidad de sus familias o por limitaciones físicas y mentales.
Fue
entonces que redirigió su trabajo hacia menores con necesidades educativas
especiales, a los de la Tarea Victoria, a víctimas de maltrato infantil,
abandonados por los padres y otros casos similares; en ese momento María Irma,
sintió que había encontrado el trabajo que satisfacía su espíritu y sin medir
sacrificios, confrontaciones e incomprensiones, se dio a la tarea de devolver
esperanzas.
La génesis
“En
octubre de 2014 iniciamos con 10 infantes, al principio fue un poco difícil que
las familias aceptaran la inclusión de los niños y niñas en el proyecto, pero
cuando se dieron cuenta de los progresos y la alegría que vivían fueron
cediendo y hoy las familias son las que nos buscan y piden que sus hijos participen,
hasta piden ayuda para que los apoyemos. Es tanto así que las organizaciones de
masas se involucraron y programan
números culturales nuestros en sus actividades, donde se presentan
manifestaciones artísticas como danza, teatro y canto.
“De
aquel reducido grupo tratando de ganar credibilidad y confianza entre la gente
hemos crecido a 150 niños y niñas hasta 18 años de edad; de ellos 30 con
aptitudes para el arte, la practican y constituyen nuestro grupo que participa
en la comunidad y otros sitios dentro de Santiago de Cuba.
“Los
otros 120 que por su condición física o mental no pueden desarrollar
habilidades artísticas se incorporan en la primera fila como público y participan
en los ensayos, las excursiones, en visitas a sitios históricos y
recreativos, porque son ellos la razón de ser del proyecto, esos fueron quienes
me hicieron cambiar la concepción inicial,
ellos son los que necesitan conservar y desarrollar sueños.”
Es
lógico pensar que María Irma sola no puede llevar a buen puerto su nave cargada
de niños y niñas, por eso trabaja con un equipo multidisciplinario al que
lidera y está integrado por promotoras del programa Educa a tu hijo y
culturales, sicopedagogas, una defectóloga y sicólogos, aunque esta mujer ha
sabido transmutarse en un poco de cada cual para que no se derrumben sus sueño
y los de los muchachos.
Más allá de los sueños…
Aun
cuando pareciera que este empeño tiene todos los valores desde su propia
génesis para alcanzar reconocimiento institucional, no fue hasta cumplir tres
años sembrando sueños y cosechando amor para sus niños y niñas, que fue
reconocido y calificado por las autoridades de cultura, quienes ya lo
categorizaron como Proyecto Socio Cultural comunitario.
También
más allá de los sueños, este reportero pudo ver con sus propios ojos mientras
recababa información, que el almacén de
los medios del proyecto es el modesto apartamento de María Irma, y que con
autorización de los vecinos usan la entrada del paso de escalera del edificio
para realizar ensayos y un equipo de audio “criollo” fruto del ingenio de los
cubanos, le permite ambientar. Pero la entrega de María no queda ahí.
“Aunque
hace poco tiempo conseguí acercarme a la coordinadora del proyecto Por un mundo
al derecho, en la provincia, inicialmente de forma autodidacta me preparé para
capacitar a las familias, para que
supieran como encaminar a sus hijos en la consecución de sus sueños, entonces
gestioné una Convención de los derechos del niño y realizo charlas con los
padres, preparo a los pequeñines del proyecto en el conocimiento y la defensa
de sus derechos ante la familia y la comunidad.
“Considero
que el trabajo comunitario es muy importante para visibilizar los derechos de
los niños y las niñas, y esa es otra de las esencias del proyecto, es una de
las cosas que no dejaremos caer, porque la idea es que crezcan no solo como
artistas, sino que tengan herramientas para el futuro que les permitan llevar a
feliz término todos sus sueños.”
Así,
entre ideales y realidades sigue
avanzando el proyecto Yeyé un paso adelante, llevado de la mano de María Irma,
una persona que transmite sencillez y humildad. Mientras escribía estas líneas,
que las pensé también como homenaje a ideas y empeños como este, me percaté de
que usaba recurrentemente la palabra sueños, y aun cuando me arriesgo a violar
un poco la elegancia y el estilo del buen periodismo, siento que no es vano si
consigo que quede en su mente la esencia de este proyecto, que es convertir
sueños en realidades, quizás la aspiración más común entre los humanos.
Por
cierto, María Irma me confesó que con sus dos hijas, activas colaboradoras,
concibieron el nombre del proyecto, teniendo en cuenta que la máxima aspiración
de los niños y niñas que participan de
este, es dar un paso adelante en el empeño de conseguir, sus metas y
aspiraciones, dar un paso adelante… por la vida.
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