jueves, 10 de diciembre de 2009

LA SALUD Y LA VIDA DERECHOS DE TODOS

Foto tomada de Juventud Rebelde
Respeta los derechos humanos quien obra por cumplirlos

El derecho a la salud, definido en el Congreso de Constitución de la OMS el 7 de abril de 1948, recoge que la aspiración de todos los pueblos es el goce máximo de salud para todos los ciudadanos. Y que esta se constituye en el estado de absoluto bienestar físico, mental y social, sin distinción de religiones, credos políticos o clases sociales.

Por otra parte la Declaración Universal de los Derechos Humanos, redactada por la Asamblea General de la O.N.U. el 10 de diciembre de 1948, en su Artículo 25 acápite 1, expresa que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y, en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.

Dicho aparte, también especifica el derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros, como pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.

En su acápite 2 hace referencia a la maternidad y la infancia y aclara que todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

Queda claro entonces, quienes en este mundo tratan de hacer posible el cumplimiento de los derechos y quienes lo violan constantemente. Desoyendo convenciones y tratados que rubrican cínicamente.

No pierde validez por repetido que sea, comparar los sistemas económicos sociales, que se inclinan hacia una tendencia y hacia otra, ni siquiera es necesario llamar ejemplos por sus nombres, caracterizarlos es describir el mundo y sus conflictos.

De un lado están los estados que fomentan y apoyan guerras de colonización, con gran repercusión en la salud y la vida de millones de civiles, niños, mujeres, ancianos en franco irrespeto a tan preciados derechos.

Son los mismos instauradores de sistemas económicos que depredan al hombre y causan profundas crisis que a la larga repercuten en la salud de los países llamados “en desarrollo” y a sus propias sociedades que quedan privadas de seguros médicos.

Se trata de los mismos estados que emiten el grueso de los contaminantes aún en detrimento de sus propios intereses, que en un futuro no muy lejano se verán afectados, por el deterioro ambiental.
La “solución” que encontraron para satisfacer sus centros de poder fue trasladar la carga contaminante a los países que en el sur sirven de fuerza de trabajo.

En contraposición a esta tendencia, existen los que ponen sus economías al servicio del bienestar social, de la salud y el derecho a la vida como premisas fundamentales del desarrollo social.

De ese lado están los que obran solidariamente y brindan sus conocimientos, especialistas y medios para que lleven la salud y la vida a todo el mundo, para que el blanco, negro y amarillo vea realizado su derecho.

Son los estados que realizan la voluntad política de alcanzar sociedades equitativas en oportunidades y derechos, los que no engavetan las convenciones y las cartas de la O.N.U., sino que se convierten en abanderados de su ejecución.

Se trata de dos cruzadas diferentes, una signada por la codicia por encima de la propia vida. La otra, por el respeto a la vida que inspiran quienes obran por hacer cumplir los derechos humanos.

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