En la entrada de la bahía de Santiago de Cuba el espíritu mambí sigue defendiendo la ciudad; al caer la tarde el cañonazo transporta en el tiempo al añejo castillo San Pedro de la Roca, al momento en que sus piedras cual coraza enfrentaron a piratas y saqueadores.
Erigida sobre un morro que hiere las aguas del Mar Caribe, la imponente construcción, Monumento Nacional y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se mantiene viva cuando en cada jornada suena el cañonazo como latido del corazón de un viejo gigante.
Santiago Sierra y Mar le lleva a usted esta secuencia de imágenes para que tenga la virtud de viajar en el tiempo.
Fotos: Miguel Rubiera Jústiz
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