El mundo no debe preocuparse, pues si Adolfo Hitler, renaciera por desgracia, cual vampiro perecería por combustión espontánea al saber que un grupo de mujeres de la raza aria vinieron a Santiago de Cuba a tocar conga.
Se trata de la conga alemana Taka Tun, peculiar agrupación que desfiló por la calle Enramadas, durante la vigésimo octava edición del Festival del Caribe. Con el rostro enrojecido por el sol las atrevidas muchachas, que bailaron en casa del trompo, son un ejemplo de la vitalidad del espíritu de los pueblos expresado en las culturas populares.
Taka Tun, muestra la posibilidad que se abre ante los pueblos del sur, para valerse de las bondades de las tecnologías de la información y la comunicación que permiten también, globalizar el mensaje cultural caribeño hacia latitudes, hace pocos años impensables.
Este suceso que causó sensación en los santiagueros y cubanos que siguieron el festival, constituye un triunfo de
Es la consolidación de una poderosa arma, capaz de defender a los pueblos de la penetración cultural, de la que está acompañada la hegemonía militar y económica del hemisferio Norte.
Es una forma de llegar a lo más íntimo de los seres humanos, aquella cualidad que está por encima de lo económico y lo político, la necesidad de expresarse, de tener una identidad propia y de relacionarse con otras culturas y tradiciones como forma de crecer humanamente.
Esta y solo esta es la forma de frenar, primero y revertir luego, el status quo en el que los dominadores imponen sus patrones culturales sobre los dominados para socavar su identidad; el hecho de que se conozca y se practique una manifestación cultural, tan santiaguera, caribeña y africana en Europa hace al añejo continente más culto y civilizado, además de ser la cimiente para garantizar que el espíritu del káiser*