Marzo 2010
Podría describir aquí
numerosos detalles del traslado desde Miami hasta nuestras prisiones. El trato
que nos dieron: separación, caja negra, celdas de castigo, etcétera, no
sorprendió, siempre es el mismo. Nada significó para las autoridades
carcelarias la reducción de nuestras sentencias.
Particularmente, mi
estancia en el Centro de Transito Federal de Oklahoma fue larga. Dieciocho
días, aislado, en una celda del llamado "hueco", días que parecieron
una eternidad.
Con algo de papel y
diminutos lapicitos, fui escribiendo el diario de estas jornadas, así como un
grupo de cartas personales y muy especiales, nacidas en esa soledad, donde,
parafraseando versos de Juan Ramón Jiménez, diría: "Tu eres dios de tu
pecho, tu eres solo Universo, tu eres uno en tu centro".
Solo una parte de ese
diario y una de las nueve cartas escritas llegaron a su destino. Me dolió
muchísimo que esto pasara, y recurrí a la poesía para revivir las vivencias de
aquel aislamiento y, de alguna forma, reponer la irreparable perdida. Del 3 al
16 de marzo, ya en Florence, nacieron estos poemas, a modo de diario, los que
sugiero se lean como un solo poema (como se dice han de leerse los famosos
Sonetos de Shakespeare, claro que salvando la gran diferencia entre esa obra
clásica y esta modesta creación).
Para este poemario decidí
escribir versos decasílabos con una rima libre, en la cantidad de versos del
soneto. No es mi objetivo la búsqueda de belleza rítmica o de perfección de
estrofa, mucho menos crear algo novedoso.
Solo pretendo llevar al
lector hasta los rincones de mi alma por aquellos días de injusto y total
asilamiento, aunque también, como dijera Darío: "mi protesta queda escrita"
contra el trato y contra la inusual perdida.
A.G.R.
17 de marzo de 2010
18 DIAS EN OKLAHOMA
Martes, 26 de enero de
2010
Sucede que la injusticia
sigue.
Sucede que llevo caja
negra.
Sucede que soy yo quien lo
dice.
Sucede que quisiera que me
creas.
Sucede que vuelo sin
temores.
Sucede que sacudo mis
venas.
Sucede que se cruzaron dos
soles.
Sucede que oscurecen las
piedras.
Sucede que la sombra no es
de árbol.
Sucede que la hora tiene
dueño.
Sucede que se unen las
paredes.
Sucede que me ríe un hermano.
Sucede que penetra en mi
pecho
una serenidad, que sucede.
Miércoles, 27 de enero de
2010
Apenas cierra la puerta de
hierro
silbadores vientos de
huracán
se me echan encima y
apagan
el farol que llevo en mis
manos.
La celda se vuelve una
laguna
en la que yacen palomas
muertas
y por mi trepa su olor a
espanto
como si las sombras me
embistieran.
Con mi inofensivo corazón
rasgo el silencio
acorralado,
adelgazo la ausencia
ensanchada
hasta que la larga noche
pasa
y todas las tinieblas se
borran
al tacto de la luz
matutina.
Jueves, 28 de enero de
2010
Este origen de día sin
rumbo
que sujeto al viento de la
vida
esparce sobre mi luz de
aurora
nunca es pérdida, sino
ganancia.
Esta sucesión de
atardeceres
sin colores ni eco ni
perfume
que fija mi sustancia
imperfecta
nunca es pérdida, sino
ganancia.
Este tiempo cargado de
pausa
que no deja madurar mi
amor,
crepúsculo de atmósfera
oscura
como un interminable
camino
entre sombras que crecen y
tiemblan,
nunca es pérdida, sino
ganancia.
Viernes, 29 de enero de
2010
Anocheció mientras leía un
libro,
(el único que llegó a mis
manos)
cuyo argumento vacuo y
siniestro
apenas calaba en mi
interior.
Pensé en los grandes de la
palabra
capaces de recoger la luz
y toda la belleza del
mundo
en páginas imperecederas.
Harto, cerré el libro y
mis ojos,
y, en ese instante, de un
resplandor
de sol y luna, de amor y
paz
me vi rodeado, y comprendí
que lo que intento buscar
afuera
se encuentra en el tesoro
de mi alma
Sábado, 30 de enero de
2010
Dichoso soy, por este aislamiento
en donde a mi antojo
holgazaneo,
mientras contemplo a mi
alma
por caminos lejanos
perderse.
Dichoso soy, por este
silencio
en que puedo escucharme
por dentro
sin que nada de fuera me
invada,
sin que el tiempo me
busque y me encuentre.
Dichoso soy, así, no mas
ni menos,
respirando, sin pensar en
ello,
los átomos que nos
entremezclan,
metido en la distancia de
un ser,
dueño de limites
incalculables,
que se expande al espacio
con su aliento.
Domingo, 31 de enero de 2010
Que no me dejen mirar la
luna
ni el árbol seco del lento
invierno;
que me prohíban prender el
fuego,
jugar al sueño con la
ceniza,
no significa que está
perdido
el gran amor que con mis
ojos
y con mis manos yo
construí
para otros ojos, para
otras manos.
No es amor el amor que
sucumbe.
El amor verdadero
pertenece
a todo el tiempo y toda la
tierra,
enfrenta sin temor
tempestades,
resiste hasta el filo de
la muerte,
y, como la natura, es
eterno.
Lunes, 1 de febrero de
2010
Le dije no a la quietud
mohosa.
Me paré sobre el suelo
desnudo
di el primer paso, luego
el segundo
poco a poco me convertí en
lluvia.
Al inicio fue el
escepticismo
y después vino la
dependencia.
Más tarde apareció la
antitesis
y con ella el
desenvolvimiento.
Comencé a circular por las
horas
con ritmo y espíritu que impele
y a través del éter se
desliza.
Cercado por un tedio sin
tregua,
en la plaza de mi corazón
me vi feliz, cantando y
bailando
Martes, 2 de febrero de
2010
Noche seductora que me
llamas
desde el abismo de tu
silencio.
Noche magnánima y
magnética,
aun inviolada novia del
ocio.
Noche errante, cegadora de
ojos
que tienen el color del
arco iris.
Noche loca, de blancura
llena
para el deseo añadir
insomnio.
Noche desnuda sobe la
tierra,
antes de irte a otra
orilla sin nombre
abrázame, mírame y déjame
tocar tu cuerpo, para
sentir
el oleaje de las playas
que amo,
tan ocultas en la
oscuridad.
Miércoles, 3 de febrero de
2010
La muchacha que da
medicinas
a los dependientes de
sedantes
tiene cara de ángel, me
recuerda
a una novia de tiempos
pasados.
Ella su ronda hace cada
noche,
con su voz va rompiendo el
silencio
y yo dejo lo que estoy
haciendo
para verla, un instante,
pasar.
Ella nunca me mira a los
ojos
en los cuales yo tengo
escondidos
tantos rostros de edades y
mundos,
tantas noches de estrellas
sin nombre,
tanta rachas de ideas y
venidas,...,
la muchacha que da
medicinas
Jueves, 4 de febrero de
2010
Vivencias y vocablos que
buscan
respuestas al vacío y al
suceso
hacia el recinto de mi
presente,
como abejas a su panal,
vienen.
El batir de sus alas inunda
el aire de trepidantes
llamas,
la claridad de la miel se
adhiere
al eco de la palabra amor.
Con apasionada sed de luz,
de aromas, de voces y de
formas
se lanza mi alma tras lo
invisible
y solo ve la imagen de un
ayer
girando, hasta que
desaparece
En pausadas espirales de
humo
Viernes, 5 de febrero de
2010
Es verde el silencio y, de
improviso,
de hojas verdes del deseo
se viste
mi fértil corazón,
lentamente
habituado a cosas
naturales.
El recuerdo del bosque y
la lluvia
emerge con su aliento
escondido,
y, otra vez, en mi
garganta siento
un ardor de jazmines y
sangre.
Mi corazón esta recordando
miradas seguras de sus
actos,
besos al abrazo de la
noche,
caricias que dieron paz a
mi alma.
¿Pero, por donde andarán
sus ojos,
sus labios, sus suaves
manos puras?
Sábado, 6 de febrero de
2010
Mujer, rompes en mi
pensamiento
como el oleaje contra la
playa,
penetras otra vez en la
arena,
y al mar regresas otra
vez.
Así eres tu, marejada
indócil,
balanceo constante de las
aguas
donde se ahoga mi corazón
ola a ola contando tu
cuerpo.
Ya conoces que regresaré,
sin embargo no sabes tu
nombre
ni que no me olvidé de tus
besos.
Tal vez, un día, mientras
el mar
destruya este castillo de
ausencias
la trama de mis versos yo
te abra.
Domingo, 7 de febrero de
2010
Hoy escribí a varias
amistades
y a ninguno le cuento el
rosario
de vicisitudes que he
pasado
(son mas las que ellas se
imaginan).
En mis líneas, les hago
saber
que esta celda, sin nada y
sin nadie,
es para mi un lugar de
retiro
donde las cadenas mías
suelto.
A este hueco, como a otros
en mi vida,
sin prisa, lo relleno de
luz
para que de su oquedad
aflore
el resplandor que a mi
corazón
convierte en poeta del
amor,
amor con el que a todos
escribo
Lunes, 8 de febrero de
2010
Anoche, cuando un hosco
silencio
como el manto de la
oscuridad
me cubría, y la
incertidumbre
de cruda nevasca se
embriagaba,
me trajo el amor su
ramalazo,
su muestrario de tenues
dolores,
espectros de perpetuas
ausencias.
No cerré los ojos por buen
tiempo.
Anoche, frente a la
soledad
resonante de ayeres, me
dije:
todos los desvelos de mi
vida
han desbrozado esta larga
senda
en donde los peligros de
muerte
no han podido contener la
luz
Martes, 9 de febrero de
2010
En mi soledad digo tu
nombre
y son sus letras un sol
naciente
entre las nubes de la
alborada
en cuya lumbre se abren
las flores.
Al andar, lo digo por las
esquinas
que el pensamiento pone y
retira,
y en mi soliloquio con tu
nombre
sombra y luz solar no se
distinguen.
Sin que nadie me escuche
lo digo
en una voz de intima
explosión
que apenas hiere el aire y
el silencio.
A las preguntas del
firmamento
respondo levantando mis
ojos
hasta la eternidad de tu
nombre.
Miércoles, 10 de febrero
de 2010
Seguro en medio del
temporal,
me imagino yendo por el
mundo
como si caminara conmigo
una unidad de brazos
invencibles.
Pasaran con sus alas
oscuras
otros cientos de gélidas
noches
sin poder aniquilar la
aurora
del día final de la
injusticia.
Hermanos y hermanas de
lucha:
su solidaridad se
multiplica
como las hojas de la
primavera.
¡Ustedes nos darán la
victoria!
Ustedes estarán con
nosotros
en esa gran jornada del
regreso
Jueves, 11 de febrero de
2010
Desde mi infancia, hogar y
escuela;
en mi juventud, de sitio
en sitio,
toda mi vida y hasta en
mis sueños
has habitado mi corazón.
Isla del sol que me
brindaste
palmas y playas, aves y
frutos,
aquel verano abrasador que
amo,
aquel libre albor en mi
ventana,
siempre despierta, en mí tu vives,
dispuesta siempre a cuidar
la flor
indispensable de la
esperanza.
Tu amor me impulsa, tu
amor me colma
de luz, ¡Oh, patria!
Vendrá el regreso
Y el beso tuyo que nos
espera.
Viernes, 12 de febrero de
2010
Cruzando el corazón del
azul
insondable, confuso de
rutas,
acompañado de esperanzas,
insignificantes pero
ciertas,
miro la silente geografía
sumergida en la luz de la
nieve,
territorio de lo
indefinido,
deslumbramiento de
libertad.
Hay cansancio pero no me
rindo.
Hay cortadura pero no
sangro.
Lo fatigante y lo doliente
sedo con el amor de mis
sueños,
de blanca materia
invencible,
que no reconocen los
guardianes.