miércoles, 21 de abril de 2010

LA DEUDA ETERNA DEL NORTE


Una cuenta que debe cobrar el Sur


Dicen los magnates del Norte que los países del Sur les deben por los fondos  brindados para el “desarrollo”, suman a esa cuenta los enormes intereses contenidos en préstamos del FMI y el Banco Mundial.

Sin embargo un inventario a los bienes materiales del mundo, y una verificación al origen de los valores monetarios que permiten sostener el modo de vida capitalista,  sacarían a la luz, las verdades sobre los reales acreedores y deudores.

Del sur fueron extraídos millones de toneladas de oro, plata y otros minerales hacia los países que entonces eran metrópolis; también fue de aquí la mano de obra de negros africanos y nativos, estos últimos explotados hasta el borde del exterminio, y marginados los sobrevivientes.

De este hemisferio son los millones de muertos, desde los habitantes ancestrales hasta los desaparecidos en las dictaduras militares, y los obreros, discriminados y explotados hoy, en calidad de inmigrantes que realizan los trabajos rechazados por los nacionales, ya sea por su baja remuneración o por considerarlo denigrante.

En el sur vinieron a instalar las grandes fábricas que vierten los desechos contaminantes lejos de sus casas. En nombre de sus necesidades, las potencias se alían y hacen guerras de rapiña, como última opción para seguir tomando los recursos que nos pertenecen.

Cómo si fuera poco, establecen y promueven políticas económicas destinadas a  aprovechar las desventajas comerciales de los países menos desarrollados.

Hoy, entre catástrofes naturales y crisis creadas por ese modelo, ya se habla poco del Neoliberalismo, pero sigue ahí; no se puede olvidar que su objetivo es absorber a las economías débiles y convertirlas en satélites, que orbiten en torno a los intereses de las grandes transnacionales.

Es evidente que América,  África y los países menos desarrollados de Asia, más que ayuda económica externa, lo que necesitan es utilizar en beneficio propio las riquezas naturales y los recursos humanos nacionales, para ello es imprescindible que estas potencialidades no graviten hacia el Norte.

Entonces, ¿Quién le debe a quién? ¿Quiénes son los verdaderos  dueños  de los frutos de la Madre Tierra? El Norte cada día aumenta la deuda con el acreedor, el Sur. Hoy los países integrantes del ALBA ya están cobrando la cuenta y continuarán pues como hace 200 años, aún camina la espada de Bolívar por América Latina.

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