martes, 30 de marzo de 2010

ÚLTIMOS POEMAS DE ANTONIO GUERRERO DESDE EL HUECO


 Penitenciaria de Florence
Marzo 2010
 PREFACIO
Podría describir aquí numerosos detalles del traslado desde Miami hasta nuestras prisiones. El trato que nos dieron: separación, caja negra, celdas de castigo, etcétera, no sorprendió, siempre es el mismo. Nada significó para las autoridades carcelarias la reducción de nuestras sentencias.

Particularmente, mi estancia en el Centro de Transito Federal de Oklahoma fue larga. Dieciocho días, aislado, en una celda del llamado "hueco", días que parecieron una eternidad.

Con algo de papel y diminutos lapicitos, fui escribiendo el diario de estas jornadas, así como un grupo de cartas personales y muy especiales, nacidas en esa soledad, donde, parafraseando versos de Juan Ramón Jiménez, diría: "Tu eres dios de tu pecho, tu eres solo Universo, tu eres uno en tu centro".

Solo una parte de ese diario y una de las nueve cartas escritas llegaron a su destino. Me dolió muchísimo que esto pasara, y recurrí a la poesía para revivir las vivencias de aquel aislamiento y, de alguna forma, reponer la irreparable perdida. Del 3 al 16 de marzo, ya en Florence, nacieron estos poemas, a modo de diario, los que sugiero se lean como un solo poema (como se dice han de leerse los famosos Sonetos de Shakespeare, claro que salvando la gran diferencia entre esa obra clásica y esta modesta creación).

Para este poemario decidí escribir versos decasílabos con una rima libre, en la cantidad de versos del soneto. No es mi objetivo la búsqueda de belleza rítmica o de perfección de estrofa, mucho menos crear algo novedoso.

Solo pretendo llevar al lector hasta los rincones de mi alma por aquellos días de injusto y total asilamiento, aunque también, como dijera Darío: "mi protesta queda escrita" contra el trato y contra la inusual perdida.

A.G.R.
17 de marzo de 2010


18 DIAS EN OKLAHOMA

Martes, 26 de enero de 2010

Sucede que la injusticia sigue.
Sucede que llevo caja negra.
Sucede que soy yo quien lo dice.
Sucede que quisiera que me creas.
Sucede que vuelo sin temores.
Sucede que sacudo mis venas.
Sucede que se cruzaron dos soles.
Sucede que oscurecen las piedras.
Sucede que la sombra no es de árbol.
Sucede que la hora tiene dueño.
Sucede que se unen las paredes.
Sucede que me ríe un hermano.
Sucede que penetra en mi pecho
una serenidad, que sucede.

Miércoles, 27 de enero de 2010

Apenas cierra la puerta de hierro
silbadores vientos de huracán
se me echan encima y apagan
el farol que llevo en mis manos.
La celda se vuelve una laguna
en la que yacen palomas muertas
y por mi trepa su olor a espanto
como si las sombras me embistieran.
Con mi inofensivo corazón
rasgo el silencio acorralado,
adelgazo la ausencia ensanchada
hasta que la larga noche pasa
y todas las tinieblas se borran
al tacto de la luz matutina.

Jueves, 28 de enero de 2010

Este origen de día sin rumbo
que sujeto al viento de la vida
esparce sobre mi luz de aurora
nunca es pérdida, sino ganancia.
Esta sucesión de atardeceres
sin colores ni eco ni perfume
que fija mi sustancia imperfecta
nunca es pérdida, sino ganancia.
Este tiempo cargado de pausa
que no deja madurar mi amor,
crepúsculo de atmósfera oscura
como un interminable camino
entre sombras que crecen y tiemblan,
nunca es pérdida, sino ganancia.

Viernes, 29 de enero de 2010

Anocheció mientras leía un libro,
(el único que llegó a mis manos)
cuyo argumento vacuo y siniestro
apenas calaba en mi interior.
Pensé en los grandes de la palabra
capaces de recoger la luz
y toda la belleza del mundo
en páginas imperecederas.
Harto, cerré el libro y mis ojos,
y, en ese instante, de un resplandor
de sol y luna, de amor y paz
me vi rodeado, y comprendí
que lo que intento buscar afuera
se encuentra en el tesoro de mi alma

Sábado, 30 de enero de 2010

Dichoso soy, por este aislamiento
en donde a mi antojo holgazaneo,
mientras contemplo a mi alma
por caminos lejanos perderse.
Dichoso soy, por este silencio
en que puedo escucharme por dentro
sin que nada de fuera me invada,
sin que el tiempo me busque y me encuentre.
Dichoso soy, así, no mas ni menos,
respirando, sin pensar en ello,
los átomos que nos entremezclan,
metido en la distancia de un ser,
dueño de limites incalculables,
que se expande al espacio con su aliento.

 Domingo, 31 de enero de 2010

Que no me dejen mirar la luna
ni el árbol seco del lento invierno;
que me prohíban prender el fuego,
jugar al sueño con la ceniza,
no significa que está perdido
el gran amor que con mis ojos
y con mis manos yo construí
para otros ojos, para otras manos.
No es amor el amor que sucumbe.
El amor verdadero pertenece
a todo el tiempo y toda la tierra,
enfrenta sin temor tempestades,
resiste hasta el filo de la muerte,
y, como la natura, es eterno.

Lunes, 1 de febrero de 2010

Le dije no a la quietud mohosa.
Me paré sobre el suelo desnudo
di el primer paso, luego el segundo
poco a poco me convertí en lluvia.
Al inicio fue el escepticismo
y después vino la dependencia.
Más tarde apareció la antitesis
y con ella el desenvolvimiento.
Comencé a circular por las horas
con ritmo y espíritu que impele
y a través del éter se desliza.
Cercado por un tedio sin tregua,
en la plaza de mi corazón
me vi feliz, cantando y bailando

Martes, 2 de febrero de 2010

Noche seductora que me llamas
desde el abismo de tu silencio.
Noche magnánima y magnética,
aun inviolada novia del ocio.
Noche errante, cegadora de ojos
que tienen el color del arco iris.
Noche loca, de blancura llena
para el deseo añadir insomnio.
Noche desnuda sobe la tierra,
antes de irte a otra orilla sin nombre
abrázame, mírame y déjame
tocar tu cuerpo, para sentir
el oleaje de las playas que amo,
tan ocultas en la oscuridad.

Miércoles, 3 de febrero de 2010

La muchacha que da medicinas
a los dependientes de sedantes
tiene cara de ángel, me recuerda
a una novia de tiempos pasados.
Ella su ronda hace cada noche,
con su voz va rompiendo el silencio
y yo dejo lo que estoy haciendo
para verla, un instante, pasar.
Ella nunca me mira a los ojos
en los cuales yo tengo escondidos
tantos rostros de edades y mundos,
tantas noches de estrellas sin nombre,
tanta rachas de ideas y venidas,...,
la muchacha que da medicinas

Jueves, 4 de febrero de 2010

Vivencias y vocablos que buscan
respuestas al vacío y al suceso
hacia el recinto de mi presente,
como abejas a su panal, vienen.
El batir de sus alas inunda
el aire de trepidantes llamas,
la claridad de la miel se adhiere
al eco de la palabra amor.
Con apasionada sed de luz,
de aromas, de voces y de formas
se lanza mi alma tras lo invisible
y solo ve la imagen de un ayer
girando, hasta que desaparece
En pausadas espirales de humo

Viernes, 5 de febrero de 2010

Es verde el silencio y, de improviso,
de hojas verdes del deseo se viste
mi fértil corazón, lentamente
habituado a cosas naturales.
El recuerdo del bosque y la lluvia
emerge con su aliento escondido,
y, otra vez, en mi garganta siento
un ardor de jazmines y sangre.
Mi corazón esta recordando
miradas seguras de sus actos,
besos al abrazo de la noche,
caricias que dieron paz a mi alma.
¿Pero, por donde andarán sus ojos,
sus labios, sus suaves manos puras?

Sábado, 6 de febrero de 2010

Mujer, rompes en mi pensamiento
como el oleaje contra la playa,
penetras otra vez en la arena,
y al mar regresas otra vez.
Así eres tu, marejada indócil,
balanceo constante de las aguas
donde se ahoga mi corazón
ola a ola contando tu cuerpo.
Ya conoces que regresaré,
sin embargo no sabes tu nombre
ni que no me olvidé de tus besos.
Tal vez, un día, mientras el mar
destruya este castillo de ausencias
la trama de mis versos yo te abra.

Domingo, 7 de febrero de 2010

Hoy escribí a varias amistades
y a ninguno le cuento el rosario
de vicisitudes que he pasado
(son mas las que ellas se imaginan).
En mis líneas, les hago saber
que esta celda, sin nada y sin nadie,
es para mi un lugar de retiro
donde las cadenas mías suelto.
A este hueco, como a otros en mi vida,
sin prisa, lo relleno de luz
para que de su oquedad aflore
el resplandor que a mi corazón
convierte en poeta del amor,
amor con el que a todos escribo

Lunes, 8 de febrero de 2010

Anoche, cuando un hosco silencio
como el manto de la oscuridad
me cubría, y la incertidumbre
de cruda nevasca se embriagaba,
me trajo el amor su ramalazo,
su muestrario de tenues dolores,
espectros de perpetuas ausencias.
No cerré los ojos por buen tiempo.
Anoche, frente a la soledad
resonante de ayeres, me dije:
todos los desvelos de mi vida
han desbrozado esta larga senda
en donde los peligros de muerte
no han podido contener la luz

Martes, 9 de febrero de 2010

En mi soledad digo tu nombre
y son sus letras un sol naciente
entre las nubes de la alborada
en cuya lumbre se abren las flores.
Al andar, lo digo por las esquinas
que el pensamiento pone y retira,
y en mi soliloquio con tu nombre
sombra y luz solar no se distinguen.
Sin que nadie me escuche lo digo
en una voz de intima explosión
que apenas hiere el aire y el silencio.
A las preguntas del firmamento
respondo levantando mis ojos
hasta la eternidad de tu nombre.


Miércoles, 10 de febrero de 2010

Seguro en medio del temporal,
me imagino yendo por el mundo
como si caminara conmigo
una unidad de brazos invencibles.
Pasaran con sus alas oscuras
otros cientos de gélidas noches
sin poder aniquilar la aurora
del día final de la injusticia.
Hermanos y hermanas de lucha:
su solidaridad se multiplica
como las hojas de la primavera.
¡Ustedes nos darán la victoria!
Ustedes estarán con nosotros
en esa gran jornada del regreso

Jueves, 11 de febrero de 2010

Desde mi infancia, hogar y escuela;
en mi juventud, de sitio en sitio,
toda mi vida y hasta en mis sueños
has habitado mi corazón.
Isla del sol que me brindaste
palmas y playas, aves y frutos,
aquel verano abrasador que amo,
aquel libre albor en mi ventana,
siempre despierta,  en mí tu vives,
dispuesta siempre a cuidar la flor
indispensable de la esperanza.
Tu amor me impulsa, tu amor me colma
de luz, ¡Oh, patria! Vendrá el regreso
Y el beso tuyo que nos espera.

Viernes, 12 de febrero de 2010

Cruzando el corazón del azul
insondable, confuso de rutas,
acompañado de esperanzas,
insignificantes pero ciertas,
miro la silente geografía
sumergida en la luz de la nieve,
territorio de lo indefinido,
deslumbramiento de libertad.
Hay cansancio pero no me rindo.
Hay cortadura pero no sangro.
Lo fatigante y lo doliente
sedo con el amor de mis sueños,
de blanca materia invencible,
que no reconocen los guardianes.

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